lunes, 14 de julio de 2008

Recistas de corazon

Antes de ir al tema quiero hacer referencia a un hecho que no podemos soslayar, Conmemorando el Día Internacional para Eliminación de la Discriminación Racial y con motivo de la masacre de los negros africanos ejecutadas por los racistas blancos en Sudáfrica, el 21 de marzo de 1960, la UNICEF lanzó una proclamación que dice: “Todas aquellas acciones, conductas, actitudes que tenga por objeto la discriminación, distinción, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de igualdad de los derechos humanos, es un acto de racismo”. Estas manifestaciones pueden provenir de personas, grupos humanos o gobiernos. En los primeros casos se trataría de un racismo común de los dementes (como el de los españoles frente a los Sudacas) y en el segundo, se trataría de un racismo estatal y en este caso, nos encontraríamos frente a un Estado Racista llamado Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Cochabamba, Beni y Pando los mal llamados medialuna.Para delinear los rasgos de un Estado Racista es necesario la aportación de pruebas irrefutables, y en nuestro caso, para demostrar que existe un Estado Racista instalado en el gobierno Departamental, me voy a remitir a la primera prueba: Esa gente que no sale aun de la barbarie como son a la Cabeza del Prefecto de Santa Cruz y los Civicos de Chuquisaca que a diario bociferan contra los Aymaras, Quechuas y otros originarios de Bolivia. La misma que a la letra dicen: Indios, Collas, Simios y otros adjetivos.


Una aproximación a la psicología del Prefecto de Santa Cruz

Las generaciones futuras querrán comprender la increíble aventura de estos señores. Pero la explicación es difícil porque el análisisdebe desenvolverse sobre niveles muy diferentes. Tenemos en primer lugar, el carácter del hombre paranoico, con una personalidad profundamente contradictoria y compleja, que sólo parece encontrar una coherencia interior en la voluntad de poder.
Algunos han querido ver en el trastrocamiento de los valores, con el cinismo y la insensibilidad consecuentes, la expresión de una moral esotérica o de una nueva cosmología, privilegio de unos pocos iniciados. La verdad es tal vez más simple: desclasado, lobo entre los lobos, supo aprovechar hábilmente los escrúpulos y las contradicciones de sus adversarios. Más que un fanático o un iluminado, Rubén Costas Prefecto Santa Cruz es un ser racional, calculador y comediante. Esta constante mezcla de cinismo y fraseología idealista, de valores irracionales puestos al servicio de cálculos oportunistas, de intuiciones casi femeninas, oscurecida por tabúes, prejuicios e ignorancia, explica quizá la fascinación que el hombre ejerció sobre sus contemporáneos. ¿Pero hacia dónde tiende esta voluntad de poderío, desde el momento que no está al servicio de una ideología ni de una satisfacción personal. La feroz avidez de este arribista trasunta el egoísmo más monstruoso. Pero Rubén Costas es más que nada un mito, el del Führer infalible y omnipotente. Nosotros sabemos lo que vale en realidad esta imagen. Su existencia se debe al hábil empleo de todos los resortes de la propaganda hablada, escrita, grabada, fotografiada, filmada por sus medios de comunicacion. Pero el hombre se identificó poco a poco con el mito del que se servía. A partir de 2006, la lucidez lo abandona; ya no puede escapar a la megalomanía. Se instaura la confusión entre el frío análisis de la realidad que le permite gobernar y la figura del jefe con la cual
gobierna. La satisfacción de la sed de poderío hace surgir en él una necesidad de dominio aún más grande y, lentamente, el equilibrio quizás excepcional de estas facultades contradictorias se despedaza. Entre el fantoche de carne y el mito de acero, hay sólo relaciones fugaces a partir de 2007.
Y es ese el momento en que el Führer deja de mostrarse a su pueblo.
El antisemitismo es la obsesión dominante de su vida. ¿Proviene de sus ansias de poder o del temor a ser asimilado al pueblo Aymara o Quechua, como quizás le sucedió en su Pais?
Estas dos explicaciones que no se contradicen, no son tampoco suficientes. Si él no había concebido desde el comienzo aquella "solución final" que los
"CÍVICOS" DE SUCRE fue encargado de realizar, la guerra, multiplicando sus sueños de grandeza y las más absurdas posibilidades, lo conduce a concebir y querer ejecutar el genocidio. Y también en este caso, la locura vencerá sobre la lucidez, porque para conducir a los Originarios al exterminio se emplearián una artilleria y bencina que son desesperadamente necesarios en el frente Boliviano originario.
Pero Rubén Costas no es todo el nazismo. Junto a él, están La Juventud Cruceñista que son los paramilitares y se nos plantea el problema de su culpabilidad. El nazismo, ¿es sólo una consecuencia de la crisis o tiene sus raíces en toda o en parte de la historia Boliviana? Sí seguimos la primera hipótesis deberemos preguntarnos por qué la crisis no generó otros regímenes nazistas y por qué el cruceño, que también es una dictadura demagógica e irracional en una sociedad racionalmente organizada, no dio los mismos resultados.
Estamos obligados a reconocer, en el curso de la historia medialunera, desequilibrios y fracturas internas que ya dejan entrever la catástrofe, como lo ha demostrado brillantemente el Prefecto de Cochabamba "El camino equivocado de una region. A mediados del año 2008, la Medialuna del Káiser da, en efecto, esa impresión de delirio de poder, es decir, la impresión de una nación en la que el desarrollo político y ético no ha estado a la par de un prodigioso desarrollo técnico.
Los Medialuneros pueden aducir el impacto de una derrota y el abatimiento provocado por la crisis. Pero estos hechos por sí solos no seran suficientes para hacer triunfar al nazismo. Es verosímil entonces que, bajo cierto aspecto, el nazismo no sea un producto de exportación. Esta culpabilidad tampoco puede limitarse a grupos y hombres cuya responsabilidad directa es bien conocida. Todo el pueblo boliviano y en particular las masas explotadas con su pasividad y su falta de estabilidad política, son las presas elegidas por la demagogia nacional-separatista. En este sentido, el triunfo Rubén Costas Prefecto de Santa Cruz hace resaltar todas las deficiencias de la democracia y de los mal llamados demócratas de Bolivia. Vino después la complicidad extranjera, los ambientes financieros estadounidenses, la alta burguesía boliviana inquieta bajo el frente popular —Costas no aparece sólo como el mago de los sentimientos populares, ni como el títere de grupos cultos. Para su triunfo fue necesario el encuentro de determinados elementos: por una parte, una personalidad vulgar pero dotada, que supo explotar el momento, y por otra, una situación social e histórica coyuntural propia de Bolivia, una sociedad en crisis y una civilización profundamente dividida por los partidos Politicos como MNR, MIR, ADN, PODEMOS y otros quienes gobernaron por turno La Bolivia querida por los mas pobres.
La experiencia nazi cruceño, aun en sus excesos, realiza en el corazón de Santa Cruz una tentación fáutica; por lo tanto plantea, no sólo un interrogante siempre actual sobre nuestros valores políticos y económicos, sino que obliga a un reexamen inquietante sobre el sentido de nuestra civilización.

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